viernes, 13 de marzo de 2009

13/03/2009. URA-CASTROCENIZA

Esta mañana me he dado una vuelta por la ribera del río Mataviejas, para ir respirando primavera. Entre Ura y Castroceniza, el río se encajona y forma paredones calizos y de aglomerados recubiertos de sabinar y con pequeños esbozos de bosque de ribera en su interior. Un sendero une estos dos pequeñísimos pueblos, casi desiertos en invierno, por la parte más profunda del cañón en algunos tramos. Ideal para ir observando cambios fenológicos en un día como el de hoy que, en la provincia, se han alcanzado los 20ºC en algunos sitios.
Comencé mi paseo muy pronto, con las primeras luces. Lo primero que llamó mi atención fue una ardilla que hacía las veces de ave rupícola, sentada en lo alto de un peñasco. Todavía no había amanecido del todo.


Un poco más adelante, el inconfundible reclamo del búho real me detuvo en seco. Un ejemplar ululaba desde un cortado que me quedaba justo enfrente. Durante bastantes minutos me recreé en su sonido mientras escudriñaba el cortado en su busca, pero no fui capaz de encontrarlo. Lástima.
Además del búho, el coro mañanero estaba compuesto por zorzales comunes, pinzones comunes, mitos, chochines, carboneros comunes, agateadores comunes, abubillas, escribanos soteños y petirrojos. De vez en cuando se oía el graznido del arrendajo desde el fondo del sabinar, pero no se dejaban ver con facilidad. Varios grupos de rabilargos se cruzaban en mi camino.
Aún era pronto para que se movieran las rapaces planeadores, pero los halcones peregrinos ya estaban activos.


Un poco antes de llegar a Castroceniza, decidí hacer tiempo desde un alto donde divisaba parte del vallejo. Algo llamó mi atención en el agua, un chapoteo. El río me quedaba a unos 80 metros, pero enseguida descubrí al culpable de tal remolino, la nutria. Estuvo pescando un rato delante de mí y pude hacerle alguna foto testimonial.


En cuanto el sol calentaba el fondo de los barrancos con fuerza, comenzaban a crearse corrientes térmicas ascendentes, por lo que los buitres empezaban a moverse. También alguna pareja de cuervos, ratoneros y los incansables aviones roqueros. Y, entre ellos, este precioso águila real, de la que dejo un par de fotos también.

De vuelta, después de disfrutar del aguilón, me encontré con el primer reptil que veo esta temporada, una lagartija colilarga.
Otro latigazo primaveral lo pusieron las mariposas. Inachis io ya es abundante y también observé alguna Colias sp.
Os dejo algunas fotos del resto de especies de aves que pude fotografiar testimonialmente.

De vuelta al coche, una pareja más de peregrinos.

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