La pasada noche volví a hacer una salida nocturna, pero con las lluvias no fue tan boyante como la última, al menos en cuanto a observaciones de mamíferos. Solo vi corzos, liebres y algún conejo.
Lo más interesante que hice fue controlar varias familias de búhos chicos, a través de los cansinos reclamos de los jóvenes volanderos. Así localicé una familia en Santa Cecilia (en un bosque-isla de pinos), otra en Paules del Agua (en una chopera) y otra en Avellanosa de Muñó (en un encinar). Tres familias de la misma especie criando en hábitats diferentes. Quizá ese sea uno de los motivos de su éxito. De nocturnas también, una lechuza común en Lerma.
Los que sí que se prodigaron fueron los anfibios debido, como es lógico, al tormentón que descargó al anochecer. Así, pistas y carreteras estaban llenas de ejemplares juveniles y algún adulto que, pese a mi tenaz estudio, solo representaban a tres especies: sapo común, sapo corredor y rana común.
Os dejo unas fotos de dos jóvenes diferentes de sapo corredor. El primero en Villamayor de los Montes y el segundo en Nebreda.
