Como es lógico en estas fechas, supongo que irán apareciendo más citas y fotos de anfibios y reptiles en este blog que, aunque no son pájaros, también forman parte de la biodiversidad de la ribera del Arlanza.
Pero la noticia de hoy no es alegre sino todo lo contrario, ya que un pequeño porcentaje de esa biodiversidad está formada por plantas y animales llamados invasores. Casi todos estos organismos tienen un origen en común, la mano del hombre. El ser humano, en su afán por acomodar su espacio habitable a sus gustos y necesidades, no ha dudado en importar y exportar seres que cubran esas necesidades y/o caprichos. Así, ha llenado el campo de plantas y animales foráneos que han sabido adaptarse a los cambios del medio al que han llegado y han aprendido a sobrevivir. Pero el problema no es que sobrevivan, sino que desplacen a los seres vivos que son autóctonos del lugar, que llevan allí miles de años.
Este es el caso de nuestro protagonista de hoy, la tortuga de Florida, con cuyo nombre, no hace falta explicar de donde proviene.
Ayer por la tarde pude hacerle una foto al ejemplar que veis aquí. Parece un individuo adulto de buen tamaño y estaba a cierta distancia de la orilla donde yo me encontraba, en el río, en el término municipal de Villahoz. Por supuesto, este reptil no ha llegado sòlo, sino que ha ido a parar al río porque su dueño, un buen día, se aburrió de él.
Todos conocéis las tortuguitas que venden en las tiendas de animales, seres encantadores que alguna vez en nuestras vida se nos han antojado. Pero esas pequeñas tortugas, algún día, se van haciendo grandes, comen mucho, huelen mal y ya no tenemos sitio para mantenerlas, por lo que algunos deciden dejarlas en libertad pensando que hacen algún bien. Pues sí, puede que este galápago comience a vivir por fin como se merece, pero el ecosistema al que llega lo va a sufrir mucho. Es un reptil muy voraz, que se alimentará de larvas de insectos, larvas de anfibios, pequeños peces e, incluso, pollos de aves acuáticas. Además es un competidor directo de una de nuestras tortugas autóctonas, el galápago leproso, presente también en el Arlanza. Por todas estas razones, este animal debería no haber llegado nunca al río. Hay centros especializados en recoger este tipo de animales que algún día fueron encantadoras mascotas pero que ya no son bienvenidos en casa, y es ahí donde deberían ir.
En cuanto a pájaros, poca cosa, así que aprovecho para dejar una foto de otra especie que no había aparecido aún aquí, el escribano soteño, en este caso un macho.
