Lo que sí hemos conseguido es oir (pero no ver) al menos un acentor alpino de los que se mueven en lo alto del roquedo. Menos es nada. Por lo demás, chovas piquirrojas y buitres leonados, nada más.
De aquí nos hemos ido hasta el río, a la altura de Lerma, por matar el gusanillo con la garceta grande... y ¡tampoco ha aparecido!. Pero aquí el rato ha estado más entretenido. Nada más llegar, hemos visto un rascón tranquilamente descansando al borde del carrizo, pero al hacer el más mínimo movimiento para sacar las cámaras, se ha escondido. He pensado en ponerle el reclamo (que llevo en el móvil) y, en estas estaba, cuando ha pasado por encima de nuestras cabezas un adulto de gaviota sombría. Deja el móvil, saca la cámara... y solo me ha dado tiempo a sacarle lo que véis, ya que no ha vuelto a aparcer.
Un par de garzas reales, un grupo de azulones, varios ruiseñores bastardos cantando, un gran grupo de pinzones, verderones y jilgueros, un par de agateadores comunes y un grupito de mitos. Eso es todo lo que hemos visto. La mañana ha ido empeorando según avanzaban las horas. Para acabar, hace un rato que Pablo me ha mandado un sms para comunicarme que acababa de ver un elanio junto a la A-1 a la altura de Cilleruelo de Abajo. Otro más...