Hay veces que el comportamiento de los animales es ciertamente impredecible. Algunos de ellos tienen fama de ser astutos, sigilosos y desconfiados como los que más. Es el caso del zorro, uno de los animales más perseguidos en nuestro país. En esta mañana oscura (por enésima vez) de mediados de febrero, cuando circulaba con el coche entre dos localidades de la zona de Peña Cervera, he visto una silueta junto a la carretera. Acababa de amanecer, pero con el cielo encapotado hasta el infinito, la luz era muy escasa. Cuando he parado el coche a la altura de la silueta, me he encontrado con el de la foto.
Entre él y el coche habría apenas cinco metros, y su actitud ha sido, durante un par de minutos, la que véis en la foto. Sentado, así ha estado. A continuación se ha movido unos metros y se ha vuelto a sentar. Me ha dado tiempo a sacar la cámara pues, con la poca luz que había, no pensaba tirar fotos hasta más tarde; ha configurarla para adaptarla lo mejor que entiendo a las pocas condiciones de luz y, luego, a darle al dedo una treintena de veces. El resulado lo tenéis arriba. Cuando se ha cansado de mirarme, sencillamente, se ha marchado y se ha perdido entre las sabinas.
En Lerma, seguía por cuarto día consecutivo la garceta común, alimentándose en la misma orilla donde la observé por primera vez. Está rutinariamente en la misma zona a la misma hora, luego desaparece.
En una de las charcas que ha dejado el Arlanza en Santa Cecilia, sobre las tierras de labor, tras su crecida de hace 15 días, se agolpaban unas 50 avefrías. Grupo reposando, pero en pleno movimiento migratorio. Estos últimos días se ven por varios sitios, y son más abundantes que el pasado invierno por estas fechas.
Un dia más he vuelto a ver el esmerejón joven que caza entre Santa Cecilia y Zael. Esta vez he podido hacerle unas fotos testimoniales. Quizá esta sea una de las rapaces más difíciles de fotografiar en vuelo. Su vuelo rasante, pegado al suelo y a velocidad de vértigo, hace que la cámara tarde en percibirlo y no lo haga correctamente. De unas 40 fotos que le hice en apenas un minuto, solo he salvado estas tres.
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Rapaz pequeña pero fascinante a la que solo le quedan, apenas, un par de meses entre nosotros. Este, en concreto, se ha alimentado prácticamente de los grandes bandos de fringílidos que han pasado por aquí el invierno y, al que he podido ver en varias ocasiones, dándoles pasadas como un proyectil.
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