En estos días ya se ve a la nueva generación pulular por el campo. Jóvenes de estornino negro, gorrión común, pardillo común y varios paseriformes más ya vuelan detrás de sus padres. Los nidos de golondrinas y aviones comunes están llenos de pollitos que reclaman alimento en cuanto sus padres dan un vuelo rasante por la boca de la casa de barro. Los buitres ya tienen pollos de buen tamaño y los jóvenes ratoneros y cornejas reclaman su alimento desde la espesura de los árboles de la ribera del río.
En Ura estuve observando a este jovencito de lavandera blanca recién salido del nido y escuchando su reclamo lastimero, monótono y esperanzado, a la espera de que uno de sus progenitores le acercara un bocado.
No tardó en aparecer su padre con unas jugosas larvas de algún invertebrado para darle el desayuno. Le tiré unas fotos y dejo la secuencia, más o menos, entera.
Después de la ceba, el pequeño no se corta y se tumba al borde de un camino a solearse hasta que sus padres vuelvan con otra ración.
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